La Fiebre Aftosa (FA) es una enfermedad viral, altamente transmisible, de curso agudo que afecta a los animales herbívoros biungulados (se le dice biungulado a los que tienen pezuña hendida) el caballo es herbívoro, pero no biungulado y por lo tanto no sufre de esta enfermedad.
Se caracteriza por fiebre y presencia de vesículas principalmente en la cavidad bucal, hocico, espacios interdigitales y rodetes coronarios de las pezuñas.
Está clasificada como enfermedad de la Lista A de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE), organismo de referencia para la Organización Mundial de Comercio (OMC) en temas relacionados con la salud animal.
El agente etiológico es un virus perteneciente a la familia picornaviridae de 23 a 30 nm de diámetro. Existen siete serotipos diferentes: A, O, C, SAT1, SAT2, SAT3 y Asia1. La
infección con un serotipo no confiere inmunidad contra los otros. Además, dentro de cada serotipo, se pueden diferenciar numerosos subtipos cuyo grado de protección cruzada
es muy variable. En la Argentina se han identificado, hasta el presente, los tipos A, O y C, y al igual que en el resto del continente americano no se ha detectado jamás otro tipo diferente a los mencionados.
Más de 90 especies animales son susceptibles al virus de Fiebre Aftosa (VFA), entre las especies domésticas más importantes se pueden citar a la bovina, ovina, caprina y porcina. La principal vía de entrada de la infección es la respiratoria y en menor grado la digestiva. Otras vías de ingreso del agente son a través de abrasiones en la piel o en las mucosas. La principal fuente de infección es un animal infectado, otras fuentes de importancia son productos o subproductos de origen animal conteniendo el agente y fomites contaminados tales como vehículos, ropas, equipos, etc.
La severidad de los signos clínicos en un animal infectado depende de: la especie afectada, el estado inmunitario, la dosis, la vía de exposición y la cepa viral.
Existen diferencias en la probabilidad de infectarse y en la importancia como fuente de infección entre individuos de diferentes especies domésticas. Aunque el bovino y el ovino requieren dosis infectantes mínimas semejantes por vía aerógena (15 a 25 UI), el bovino tiene mayores probabilidades de infectarse por que inspira un volumen de aire 17 veces mayor que el ovino por unidad de tiempo.
Por el mismo motivo, un bovino infectado es una mayor fuente de virus. El porcino tiene una especial importancia como diseminador de virus ya que puede eliminar concentraciones de virus equivalentes a 100-3000 bovinos por el aire expirado.
La importancia de una especie animal como fuente de infección está dada por la cantidad y el tiempo que libera virus al medio un individuo infectado, por la cantidad de animales presentes y por el grado de movilidad que tengan los individuos de esa especie. Por este motivo, generalmente y en nuestro país especialmente, el bovino es considerado el principal reservorio de la infección.
CONTROL Y ERRADICACIÓN
El control y erradicación del VFA están basados en tres principios básicos que generalmente
se usan en forma combinada. Las condiciones epidemiológicas, la capacidad técnica
y operativa y la disponibilidad de recursos humanos, económicos y financieros determinan
la importancia relativa que se da a cada uno de estos principios en la estrategia a aplicarse.
Estos principios son:
· Controlar las fuentes de infección
· Reducir la susceptibilidad de los animales
· Evitar el contacto entre los animales susceptibles y las fuentes de infección
Si se pudiesen controlar las fuentes de infección o se pudiese aumentar la resistencia de los animales al VFA de manera de que ya no sean susceptibles a la infección o se lograse evitar el contacto entre las fuentes de infección y los animales susceptibles el virus desaparecería de la población en forma natural y progresiva por la eliminación de los reservorios de virus y de las fuentes de infección o por la inactivación del agente en estas últimas.
En países libres en donde no se practica la vacunación, ante el ingreso del VFA, el énfasis es puesto en el control de las fuentes de infección y en evitar el contacto entre animales susceptibles y las fuentes de infección.
Lo primero, se hace mediante la detección precoz y destrucción y eliminación inmediata de los animales infectados y contactos, la desinfección de personas y equipos y la eliminación de materiales potencialmente infectados; lo segundo, se logra mediante la cuarentena de los establecimientos o áreas infectados y la imposición de restricciones a los movimientos de animales, productos y subproductos de origen animal y vehículos potenciales del agente.
En oportunidades en que la efectividad de las medidas descriptas no pueden ser garantizadas
o existen condiciones muy favorables para la transmisión viral (Ej.: alta densidad animal) esas acciones son complementadas mediante la vacunación en anillo, destinada a reducir la susceptibilidad de los animales y así disminuir la difusión del virus. Los animales vacunados son posteriormente sacrificados en forma progresiva.
En países libres en donde se practica la vacunación, ante la presencia del VFA se actúa de
manera semejante a la descripta para los países libres que no vacunan pero la vacunación
en anillo se practicaría en todos los casos.
En países infectados en donde se practica la vacunación sistemática se podría diferenciar
entre aquellos casos en que la presencia de focos es frecuente y aquellos en que el número de focos es esporádico o se está en las últimas etapas para lograr la erradicación.
En la primer situación, presencia de focos frecuente, evitar el contacto entre susceptibles y fuentes de infección y lograr el control de estas últimas debe implementarse con el mismo rigor que en lugares en donde no se vacuna. Sin embargo, el sacrificio de los animales no suele practicarse por resultar muy oneroso, técnicamente complicado e incluso poco efectivo.
La gran particularidad de esta situación es la importancia fundamental que adquiere la
Reducción de la susceptibilidad de los individuos en el control de la infección.
Actualmente, la única forma práctica de lograr esto es mediante la vacunación. Por esto, es conveniente aclarar conceptos relacionados con la eficacia de las vacunas y con la efectividad de las campañas de vacunación.
LAS VACUNAS
La eficacia de la vacuna es la capacidad de lograr los objetivos para los que fue desarrollada
bajo condiciones ideales. El objetivo primario de la vacuna es proteger contra la enfermedad, reducir la probabilidad de infección y reducir la capacidad de diseminar virus en el caso de que el animal se infecte.
La cantidad y el tipo de anticuerpos producidos por el individuo como respuesta a la vacunación determinarán el grado de protección, dependiendo este, de la cepa viral, la masa antigénica y la formulación usada en la elaboración del inmunógeno.
La eficacia (o potencia) de las vacunas puede ser evaluada por medio de pruebas directas como la de protección contra la generalización podal (PGP), consistente en el desafío por descarga viral de animales primovacunados.
Esta es la prueba aceptada internacionalmente como de referencia. Una alternativa a esta, es el uso de pruebas indirectas como el test de ELISA en fase líquida para la titulación de anticuerpos a tiempos posvacunación preestablecidos. Esta requiere del conocimiento de la existencia y tipo de correlación entre PGP y los títulos de anticuerpos inducidos por las cepas específicas contenidas en las vacunas analizadas. La potencia e inocuidad de todas las series de vacunas autorizadas para ser usadas en el programa de vacunación sistemática deben
haber sido controladas y aprobadas mediante pruebas oficiales estandarizadas y reconocidas.
La efectividad de la campaña de vacunación, no podrá ser buena sino está sustentada en una vacuna eficaz, pero esto no es suficiente y debe ser complementado con una correcta cobertura vacunal, frecuencia de vacunación, duración de períodos vacunales, intervalo entre vacunaciones, provisión, distribución y mantenimiento de los inmunógenos y aplicación. Asimismo, la correspondencia entre la cepa vacunal y la presente en el campo será determinante de la efectividad.
La planificación, implementación y control de una campaña efectiva de vacunación implica necesariamente la participación de diferentes sectores y niveles relacionados con la industria pecuaria.
El Contacto humano
No hay que temer por el consumo de carne aunque la carne estuviera altamente contaminada por virus, éste se destruye rápidamente por calentamiento o por maduración de la carne en heladeras.